19.3.07

lejos


lejos
los días azules
tu voz
desenfundando
atardeceres
lejos
los sueños acorazados
los dátiles
húmedos
de tus labios
lejos
las uvas baldías
cuerpos
cruzados
en y griega
lejos
hormigas dulces
carretera
de caricias
ciegas y sordas
lejos
el sonido ausente
voz crucificada
por tu nombre
noctámbulo
lejos
memoria sin custodia
leche
tibia
y salvaje
lejos
lejos
consecuencia
raquítica
sin después
la corteza de los significados
la tinaja de los desencantos
la carne donde se vive
el parabrisas que evita los contactos
la navaja que abre los recuerdos
la sombra que me vigila
lejos
lejos
todo eso que ocurre sin mí

11.3.07

Las otras noches


Las otras noches.
Las otras fragilidades.
Las otras distancias.
Los otros ojos.
Los otros pensamientos.
Los otros lunes.
Las palabras heridas.
Las palabras inquietas.
Las palabras erradas.
Los corazones dulces.
Los corazones heroicos.
Los corazones desalmados.
Las otras sensaciones.
Las otras mentiras.
Las otras canciones.
Los otros esqueletos.
Los otros secretos.
Los otros relámpagos.
Las frutas escondidas.
Las frutas prohibidas.
Las frutas escandalosas.
Los sexos valientes.
Los sexos amantes.
Los sexos felices.
Las otras piruetas.
Las otras miradas.
Las otras sangres.
Los otros contratiempos.
Los otros viajes.
Los otros compartimientos.
Las películas tristes.
Las películas oscuras.
Las películas continuadas.
Los gestos inocentes.
Los gestos privados.
Los gestos ampulosos.
La otra gente.
Los otros acontecimientos.
Todo lo pierde,
todo lo gana
la memoria.

10.3.07

Trucos


Los trucos con que engañás a tu corazón.
Las gotitas para la imaginación cayendo en el iris del alma.
El sol que abrasa a las ocho de la mañana.
Las cosas que le dijiste de ella a tus huesos.
La forma que toman los días sordos.
El horóscopo que estás esperando.
El viaje que tus pies no se animan a hacer descalzos.
La caligrafía de los dedos en la piel amada.
La ridícula ropa de encantar.
Las respuestas que no consigue tu máquina se soñar.
Tu clarividencia puesta en duda.
La vigilancia inquieta de tu guarida.
Esa moneda que te pidieron y no entregaste.
El perímetro en el que tu sangre sabe a savia.
El día que aprendiste a querer algo fuera de tu pellejo.
Los papeles que has guardado sin saber por qué.
Los teléfonos a los que no llamarás más.
Las marionetas que te defienden de tus sentimientos infectados.
Los duendes que se te desatan en el rumor del vino tinto.
Las caricias que no supiste recibir.
Todas esas cosas que hiciste a destiempo.
Toda esa gente interponiéndose.
Los círculos concéntricos de tu naturaleza egoísta.
El precio de toda moral.
El registro perdido de tu voz en un planeta desierto.
Las estrofas de una canción que se trepan a tu balcón.
El conejo y la paloma de tu único acto de magia.
Las palabras que lubrican tu soledad.
Ese trueno entre el músculo y el esqueleto.
Esas imbéciles ganas de sentirse bien.

5.3.07

Incandescente en la Oscuridad


Incandescente en la oscuridad,
boba en tu ropa de murciélago,
bellísima en tu negro misal,
blanca como una mañana de organdí.
Boba y hermosa
como una neblina de luciérnagas.
No salgas de donde estás escondida,
la vida y la muerte buscan tu dormitorio,
el jardín gratuito de tus secretos,
las manzanas pequeñas de tu pecho.
Tu nombre roba el aire de los comienzos,
sos una mala noche,
un reloj sin permiso de atrasarse,
un río, una película, una muñeca,
una mujer gladiolo,
una mujer jabalí.
En los zancos de tu histeria,
un animal vegetal avanzando
en mi dirección,
pero no hacia mí.

3.3.07

Mujer espada


Mujer espada, vení,
lejos, conmigo.
Instaurá en el mundo
las sesiones íntimas
de esta casa abandonada
al otro lado de la resistencia.
Miremos
la luna vibrante
donde la gloria se dobla.
Abracemos
esa perfomance sin sensaciones
que el tiempo desvanece.
Las alas de la conciencia
especificarán el sueño.
Misterio que despierta
rigurosas geometrías
en el estuario del sexo.
Vení,
he sido manzana en la ciudad reptil,
entreacto de la soledad,
he sido dato que antes fue vacío,
esa abstracción lóbrega
donde el sol
trata de sentir su cuerpo
lamiendo nuestra tristeza.
Rostro que pliega los labios.
Un escozor en la sangre.
Te pido caminar.
Tomo de tu boca la palabra
como un chico
que disfruta los colores.
Física y dinámica
de la iluminación.
Una chica burguesa
en tierra roja.
El mundo de recreo.
Quedate aquí, más allá del alba.
Veamos si tu cuerpo se atreve
a un país conmigo.
A llamarse apenas “minuto”
en el pizarrón de la eternidad.
A ser tímidamente un esclavo
que se asoma a la esperanza.
Tomame la mano
como cualquier chica a un chico
en esta tierra de furia,
dejá a la vida centellear.
Animate a ser otra vez
completamente imprudente.
No pensés en quedarte,
existí aquí de amor
y seguí tu camino.
Ayudame a avasallar
mi concierto adulto
y vete de mí
inmediatamente.

27.2.07

Como una mariposa del último atardecer


Como una mariposa del último atardecer,
como una pestaña entrecerrada.
Cada dragón de la ciudad
encendió en el aire papeles de colores,
prolijos colibríes sin lecho,
capítulos de un sentimiento enfermo.
Tronó el horizonte
y alcancé a ver el terrible arco iris
de cemento y luz.
Soy esa gente que visita lo evidente,
que trama la furia de los tristes,
como solución, como amenaza, como estética.
Soy el cuerpo desnudo
de una revolución que no veré.

19.2.07

Sucedió


Sucedió.
Hoy te olvidé:
rodeé los altos muros de mi fantasía,
el doloroso rumor del recuerdo,
la maleza de mi desierto
y minuciosamente te exculpé
de mi alma.
Hoy luna y viento
labran un cuenco vacío,
la infancia de otro muelle.
Te abandoné a tu opio,
salté el jardín sutil,
las graves avispas,
las ideas de cartón.
Hoy ahorqué tu imagen
con la primera persona de la luz negra.
Estabas oculta en tu equipaje sombrío,
ínfima en un sorbo de verano artificial.
Hoy te olvidé.
Al entrar en las aguas sucias de la soledad,
pude respirar, mirarme como un hombre.
Bajé a mi sótano a traer leña,
abrí las ventanas
y te dejé salir:
fuiste mosca, peral, mariposa,
telaraña, pájaro, agua que corre,
guitarra que suena lejos.
En esta mañana no quiero nada,
cierro los ojos como quien sueña,
miro hacia donde estabas
y veo los huesos rotos del silencio.
Me río de mí
como si estuviera feliz.
El olvido no para de doler.